¿Por qué elige Carlos V el Monasterio de Yuste para su retiro?

Para los historiadores el hecho de que un personaje de tanta grandeza como el Emperador Carlos V eligiera un retiro tan lejos de todo cuanto conocía es una cuestión que aún hoy se discute; y se discute no porque no se sepa sino porque a veces esa idea no cabe en la mente de aquellos que nos dedicamos al estudio del pasado.

Sobre la figura de Carlos V tenemos muchos datos, conocemos la práctica integridad de su vida. Sabemos que nace en Gante el 24 de Febrero del año 1500, es por tanto uno de los personajes que abre ya el siglo XVI y que por supuesto lo marcará con sus actos, tanto como rey de España (es el primero de los Austria) como Emperador. Sabemos que Carlos era el primer hijo varón de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, nieto del Emperador Maximiliano I y de los Reyes Católicos. La muerte temprana de su padre y la enajenación mental de su madre puso en sus manos la corona de España y el Imperio Romano Germánico. Hacia 1517 viene por primera vez a España para hacerse cargo de la Corona de España. Su abuelo Fernando el Católico había muerto un año antes y en 1520, con tan solo veinte años es coronado Emperador en Aquisgrán.

En 1526, se casa con  Isabel de Portugal, prima suya. Con ella tiene cinco hijos (Felipe II, María, Fernando (muerto a los pocos meses de edad), Juana y Juan (muerto a los pocos días de nacer). Carlos V enviudó a los 39 años y no se volvió a casar. Tuvo otros cinco hijos extramatrimoniales. Margarita de Parma y Juan de Austria (Jeromín, al que conoce precisamente en Yuste) son los más conocidos. Además están Isabel de Castilla, Juana de Austria (muerta muy joven) y Tadea.

Carlos reinará durante 36 años, y a lo largo de su reinado mantuvo varias guerras con Francia, que estaba gobernaba por Francisco I, el Imperio Turco de Solimán el Magnífico e incluso los Estados Vaticanos de Clemente VII. Sus preocupaciones políticas fueron mantener la integridad y la unidad territorial del Imperio frente al poderío turco y la unidad religiosa frete al luteranismo. Fue contemporáneo del rey inglés Enrique VIII, que estuvo casado con su tía Catalina de Aragón, y de Lutero, cuyas ideas combatió pero cuya vida respetó. El escritor Garcilaso de la Vega fue embajador suyo. También lo fue San Francisco de Borja. San Pedro de Alcántara rechazó ser su confesor. Su pintor preferido fue Tiziano, que le hizo magníficos retratos.

El 25 de Octubre de 1555, en Bruselas, renuncia a sus cargos  en favor de su hijo Felipe y de su hermano Fernando; y un año después, en 1556, emprende el que será su último viaje a España para retirarse al palacio construido junto al Monasterio de Yuste, en la actual comarca de La Vera (Cáceres).

Pero… ¿Por qué abandona voluntariamente el poder para enterrarse en vida en un paraje campestre alejado de la Corte, de difícil acceso y con los monjes jerónimos como únicos vecinos? Desde ese solemne día de la abdicación, los historiadores han hecho hipótesis sobre las razones de su renuncia y sobre la elección de Yuste como lugar de retiro. Las respuestas más evidentes las da el propio Emperador en su discurso de despedida: se siente enfermo e incapaz de gobernar unos dominios tan vastos: España, parte de Italia, Alemania, los Países Bajos, la América que se está entonces conquistando…

La lectura de los discursos de abdicación también descubre la razón de que Carlos V se retire a España. Aunque nacido en Flandes, al Emperador le debía disgustar el clima bruselense tanto como a los funcionarios comunitarios de hoy. Su sobrino Filiberto de Saboya, encargado de explicar al auditorio los motivos de la renuncia del Emperador hace hincapié en su enfermedad, la gota, en la bondad de los aires españoles.

¿Pero por qué elegir Yuste y no un palacio más accesible y confortable? El historiador Manuel Fernández, que escribió una de las biografías más reputadas del Emperador, achaca a dos razones la elección de Yuste: la primera es que Carlos V quería retirarse al lado de un monasterio jerónimo. Así como desconfiaba de los jesuitas, por los jerónimos tenía simpatía. Esa debilidad la heredaría su hijo, Felipe II, que llevó a esta orden religiosa a su gran obra de El Escorial. Una segunda razón, no documentada pero que parece plausible, es la influencia de Luis Ávila y Zúñiga, un noble placentino propietario del Palacio de Mirabel y conocedor de La Vera extremeña. Ávila estuvo muy cercano al Emperador, que le denominó ‘testigo de mis pensamientos’, y pudo influir en la elección de un lugar que Carlos V no conoció hasta que llegó a él para quedarse.

Bien es cierto que antes de elegir Yuste una comisión imperial viajó por Extremadura y Andalucía para buscar el acomodo que deseaba el César. El historiador Domingo Sánchez Loro, también placentino, cuenta cómo esa comisión de notables llegó a Plasencia mucho antes de que el Emperador se retirara, en 1543.A punto estuvieron de elegir un lugar a las afueras de Salvatierra de los Barros, junto a un convento franciscano cuyas ruinas todavía se conservan. El calor de los veranos hace que se descarte Salvatierra en favor de Yuste. Finalmente, cuando ya está decidido a abdicar, es cuando Carlos V ordena que se empiece a construir el palacio anexo al monasterio.

El 19 de enero de 1553 (o 1554, que en esto no se ponen de acuerdo los historiadores), Carlos V escribió al General de los Jerónimos: “Deseo retirarme entre vosotros a acabar mi vida y por eso querría que me labrásedes unos aposentos en San Jerónimo de Yuste”. El Emperador le enviaba también un plano del palacio que deseaba que se construyera y le informaba que el secretario Juan Vázquez le proveería de dineros.

En la primavera del año 1554 la voluntad de Carlos V de retirarse es tan firme que encarga a su hijo Felipe que visite las obras del palacio antes de viajar a Londres para casarse con la reina María Tudor. Así lo hace el todavía príncipe, que llega a Yuste el 24 de mayo de 1554. Sin embargo, a pesar del interés del Emperador por las obras y de que su viaje se retrasó, el Palacio no estaba concluido cuando, en noviembre de 1556 llegó a Jarandilla. La siempre exhausta bolsa de la Corona y algunas disensiones entre los frailes parecen haber sido la causa de la demora.

Los muchos achaques del Emperador condicionan la arquitectura del Palacio, y así, en lugar de escaleras se construyó una rampa para acceder desde la calle a sus aposentos. De eso modo podía subir tanto andando, cuando se encontraba bien, como en litera cuando le atacaba la gota. De Yuste se ha dicho con razón que, más que un palacio, era una amplia casa de campo, inspirada en parte en las villas italianas del Renacimiento, y en parte en el palacio de Gante donde nació el Emperador. Incluso el coste del edificio nos habla de su indudable modestia: según los historiadores costó exactamente 14.036 ducados. Una cifra que no nos dice nada hoy, pero que según las equivalencias que hizo Manuel Fernández Álvarez en su biografía podrían ser unos 130 millones de pesetas, es decir menos de 800.000 euros de hoy. Una cantidad muy reducida si lo comparamos con el precio de un piso de lujo o un chalé de cierto nivel.

Vía: Periódico Hoy “Porque Carlos V elige Yuste para su retiro”.

Documento Original: Por qué elige Carlos V el Monasterio de Yuste para su retiro

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