La declaración que han recibido nuestras ciudades como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO constituye un honor y un reconocimiento internacional y, al mismo tiempo, supone una gran responsabilidad que debemos asumir de cara a garantizar la protección y conservación de todos esos valores para las generaciones futuras.
En este sentido, existen una serie de obligaciones que las ciudades deben abordar, como el mantenimiento de los cascos históricos, la protección medioambiental que en muchos casos ha sido degradada por desafortunadas intervenciones modernas, la restauración y rentabilización de gran cantidad de patrimonio edificado de carácter monumental y todos aquellos problemas que produce el hecho de enfrentar una configuración del pasado con la vida actual.
Convencidos de las grandes dificultades que supone conservar estos valores y del esfuerzo económico que exige, en el año 1993 se creó el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, con la finalidad de actuar de manera conjunta en la defensa del patrimonio histórico y cultural de estas ciudades y en el mantenimiento y potenciación de determinadas formas de vida que estos núcleos históricos necesitan, realizando proyectos y propuestas comunes, estableciendo políticas de intercambios de experiencias, afrontando problemáticas comunes.
En Extremadura, muchas de las calles, plazas y monumentos que componen la región guardan entre ellos leyendas y tesoros escondidos de gran valor histórico y artístico. Extremadura atesora grandes enclaves de gran valor patrimonial, un valor reconocido por la Unesco quien los ha declarado bienes Patrimonio de la Humanidad. Un legado que nuestros antepasados dejaron y que se conserva a día de hoy para que podamos seguir disfrutando de algunos de los elementos arquitectónicos y artísticos más espectaculares del mundo. Tesoros que permiten hacer un recorrido histórico por los rincones más valiosos de Extremadura.
Descripción del Itinerario
Comenzamos nuestro recorrido en la misma ciudad de Cáceres cuya ciudad monumental fue la primera en ser declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1986, por su centro histórico compuesto de una gran unidad perfectamente conservada cuyos orígenes se remontan a la época romana, visigoda, islámica, gótica y renacentista, culturas que se aúnan para componer un conjunto monumental único.
Este legendario conjunto monumental está comprendido en un recinto amurallado de aproximadamente 1200 metros de origen almohade, en la que se conservan muchas de sus torres albarranas como la del Horno, la de Santa Ana o la torre del Bujaco, la más conocida y visitada en la ciudad ya que permite contemplar buena parte de la ciudad monumental desde lo alto del almenar. Además conserva torres cristianas como la de los púlpitos y accesos como el arco de la Estrella o del Cristo.
El interior del recinto amurallado tiene un trazado irregular típico de época medieval, que da como resultado un conjunto de pequeñas calles y plazuelas, entre las que destacan por su belleza la calle ancha o la plaza de Santa María. Además, en este espacio se levantan singulares monumentos como el Palacio de Golfines de Abajo, el palacio de las Veletas, el palacio de Carvajal, la Casa Mudéjar o la Torre de los Plata.
Desde Cáceres nos vamos a la localidad de Guadalupe, al corazón de la Villuerca extremeña, y cuyo monasterio fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993. El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe es una obra de interés excepcional como ejemplo de la arquitectura religiosa. Se trata de un edificio religioso único, mezcla de estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, cuya construcción se ha desarrollado a lo largo de los siglos XIII al XVIII.
Es considerado además, «Museo de los Museos», ya que guarda en sus muros un rico patrimonio artístico e histórico de reconocida admiración nacional e internacional. En la actualidad diferentes estancias del Real Monasterio se establecen como Museos: el museo de Bordados, que se levanta en el antiguo refectorio y contiene una maravillosa colección de ornamentos y ricas telas; el de Libros miniados, instalado en una nave de la galería norte del claustro mudéjar con su incomparable colección de 107 ejemplares confeccionados en el Taller del Real Monasterio durante los siglos XIV y XIX; y el de Esculturas y Pinturas, una espaciosa sala del siglo XV inaugurada en el 1988.
Finalizamos esta ruta por las ciudades extremeñas reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, en el sur de Extremadura, en la capital emeritense, Mérida. En este sentido, la ciudad posee una abundante colección de monumentos y obras públicas, situadas en una extensión que ocupa 36.87 hectáreas, compuesto por 29 elementos, localizados, en su mayoría en el interior de la antigua colonia romana de Augusta Emérita, sin embargo algunos de los elementos se encuentran en extramuros como las presas, el acueducto de los Milagros que transportaba el agua del pantano Proserpina, y el acueducto Rabo de buey-San Lázaro.
Entre los restos de la ciudad romana cabe destacar entre los elementos declarados, el Teatro Romano, siendo este el elemento más representativo de la capital y el que sigue siendo escenario en la actualidad de numerosos espectáculos a pesar de sus más de 2000 años de antigüedad. El Anfiteatro, donde se daban espectáculos de lucha entre gladiadores y el Circo Romano donde se celebraban las famosas carreras de cuadrigas y bigas. Otros elementos que componen este conjunto y que son muy significativos de la ciudad son el Arco de Trajano que servía de entrada al foro municipal y está situado en la que era una de las principales vías de la ciudad, o el Templo de Diana, un edificio de carácter religiosos perteneciente al foro municipal de la ciudad.
Completan la variedad de monumentos los museos que se encargan de preservar y mantener el legado que las diferentes culturas han dejado en Mérida. Desde el conocido Museo Nacional de Arte Romano, obra de Rafael Moneo, hasta el museo de geología el visitante podrá disfrutar de todas las actividades que se organizan entorno a estas instituciones.