Localización: Campanario se sitúa en el sector Este de la provincia de Badajoz, en la transición de La Serena a las Vegas Altas del Guadiana. Para acceder al yacimiento de La Mata debe tomarse el camino que sale en dirección Noroeste a la altura del km 39,900 de la comarcal EX-115, pasado el puente sobre la línea férrea Madrid-Badajoz, siendo fácilmente localizable gracias a la gran cubierta construida para darle protección.
Recursos de Visita: La Mata cuenta con un área interpretativa anexa al área arqueológica. La Serena es una comarca dotada de numerosos atractivos, desde el punto de vista del patrimonio cultural: los grabados de Piedraescrita en Campanario, los abrigos con pintura rupestre, el dolmen y el castillo de Magacela, así como los asentamientos de Cancho Roano, Hijovejo y el Dístilo en Zalamea.
Valor Patrimonial: La historia de la Arqueología en La Mata fue iniciada hacia 1930, momento en el que personalidades locales intervinieron en un túmulo conocido como “Montón de Tierra Grande”. También se intervino entonces sobre un túmulo de menores dimensiones situado a 400 metros al Sur de La Mata, conocido como “Montón de Tierra Chico”. No se volverá a intervenir en este conjunto arqueológico hasta muchos años después, cuando en los años 90 del siglo XX fuera excavado por el profesor Alonso Rodríguez de la Universidad de Extremadura.
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Arqueología y Gestión Turística
Arqueología y Gestión Turística es un proyecto innovador y creativo, un auténtico binomio, impulsado por mí mismo, Teodoro Fondón Ramos. Y se trata de un binomio porque, por un lado, pretende la divulgación del Patrimonio Histórico, Arqueológico y Cultural, tanto a nivel científico como a nivel más social; y por otro lado, la divulgación del turismo por Extremadura.
Mi nombre es Teodoro Fondón Ramos, Arqueólogo Graduado por la Universidad de Extremadura y Colegiado (Nº 47755) por el Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias de la Comunidad de Madrid, y por supuesto el CEO de Arqueogestión. Arqueología y Gestión Turística, un proyecto innovador, creativo, y binomial que aúna los dos campos profesionales en los que tengo una gran experiencia: Investigación Histórica y Arqueológica, y por supuesto, el Turismo.
Respecto al campo de la Arqueología y la Investigación puedo decir que he participado en algunas intervenciones arqueológicas, sobre todo en Mérida para el Consorcio Arqueológico y Monumental de la capital emeritense, como puede ser la excavación del llamado “Pozo del Peristilo del Teatro Romano” durante dos campañas (2014 y 2015); y más recientemente (2017) entre el 1 y el 15 de Septiembre en las excavaciones arqueológicas en la Cueva de Santa Ana (Cáceres) de la mano del equipo de Primeros Pobladores de Extremadura y dirigida por D. Antoni Canals Salomó, investigador del Institut Catalá de Paleoecología Humana i Evolució Social. Pero mi espíritu erudito, que nunca se sacia de conocimiento, me ha llevado a colaborar con importantes comunidades “Crowlearning” como queaprendemoshoy.com, la mayor comunidad de Crowlearning en español del mundo, donde comencé siendo redactor, y hoy he llegado a ser editor en la sección de Historia, y donde coordino un nutrido equipo de profesionales.
Además soy consciente de que cada vez más la arqueología se encamina al trabajo con nuevas tecnologías, y es por ello que en cierta forma me especialicé en trabajo con herramientas informáticas aplicadas al campo arqueológico (planos y mapas con AUTOCAD, dibujo arqueológico, SIG,…).
No obstante, mi amplia formación no se restringe a la arqueología, sino que también estudié turismo; campo en el que también poseo una amplia experiencia sobre todo con turistas de tipo cultural como gestor turístico en las oficinas y centros de interpretación municipales del Ayuntamiento de Cáceres, Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Toda esta trayectoria, de formación continua y de nuevos proyectos, me ha llevado a desarrollarme profesionalmente en una empresa extremeña de turismo, Extremadura Business Class, en calidad de Técnico de Turismo. No obstante, mi trayectoria profesional no se ha quedado ahí, y tras el cese de esta última empresa abrí este blog para promocionar mis dos grandes pasiones: la investigación histórica y arqueológica, y por supuesto el turismo.
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Nací en Campanario hace la tira de años. Mis padres poseían un par de trozos de tierra en El Torvisco y el Peñón, lugares a todas luces exageradamente lejanos de Campanario cuando solo se viajaba en carro o a lomos de mula.
No sabía que el interés administrativo histórico-cultural por este lugar comenzó allá por 1.930 pero cada vez que pasábamos por ” el montón de tierra” camino de nuestras parcelas tanto mi hermano mayor como los adultos siempre decían: ” Aquí hay algo “. Y claro que lo había y a las pruebas me remito. En mi mente infantil y soñadora sin límites ese ” aquí hay algo” solo significaba un tesoro oculto con joyas y oro para dar y tomar.
Afortunadamente hoy la administración y nuestra respetada y elogiada universidad extremeña se han interesado por “nuestro montón de tierra” y ahora podemos contemplar y medio imaginar como vivían nuestros ancestros y sobre todo aportar un poco de luz sobre esa enigmática y, también envidiada por aquello de evolucionada, cultura de Tartesos.
A falta de más datos se admite actualmente que Tartesos se ubicaba en el golfo de Cádiz, a donde sí llegaron los fenicios que la fundaron, y no seré yo quien lo ponga en duda. De acuerdo. Lo de Cádiz, esa cálida y acogedora ciudad, referido a Tartesos es solo algo sembrado en el imaginario cultural mundial pero , al igual que santo Tomás que decía que solo creería si viese las llagas de Cristo, actualmente las mayores evidencias de esa ancestral cultura se encuentran en el valle del Guadiana. Castro Marín en Portugal, Cancho Roano en Zalamea de la Serena y, claro está, nuestros montones de tierra el Grande y el Chico.
Ahí lo dejo y también dejo un sonoro y cálido
¡VIVA EXTREMADURA!
P.S.
A quien corresponda. Hay hermosos restos de arquitectura popular en el entorno. Me refiero a los chozos de pizarra que jalonan ese mismo paisaje de la Mata. Ruego, suplico y hago lo que haga falta para que no les dejen derrumbarse.
Señores de la administración, muévanse y no permitan que se nos destruyan nuestros recuerdos. En países civilizados esos chozos serían una joya y, teniendo en cuenta nuestras posibilidades económicas actuales, aquí no se les pide eso pero POR FAVOR no dejen que se derrumben para luego, una vez en el suelo, dotar generosamente a empresas de ámbito colega-vecinal-clientelar para que reconstruyan lo que ahora, en 2.020, todavía están en pie.
¡¡¡¡¡ GRANDÍSIMOS CAPULLOS !!!!!
EXTREMADURA ES MI TIERRA Y LA ADORO
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