Los asiduos de esta sección de Arqueogestión dedicada a la novela La premonición de Safeyce, sabéis que la labor de investigación realizada para ambientar la obra literaria no solo se ha limitado al escenario natural donde apareció el Tesoro de Villena, sino que se circunscribe en todo el territorio peninsular, eso sí, en la Edad del Bronce. Antes de lanzarme a esta aventura literaria ya conocía la existencia de este emplazamiento fascinante de la motilla del Azuer, y decidí investigarla más en profundidad, segura de que encontraría un hueco en mi novela para incluir la descripción de este edificio.
Todos conocemos las tierras meseteñas de La Mancha, llanuras inmensas donde se dejan mecer molinos de viento desde hace cientos de años, a quien Don Quijote atizaba con su lanza, creyendo que eran brazos de gigantes. En medio de estas planicies manchegas, se conocen desde siempre unos montículos artificiales en los que se podían observar restos de muros antiguos. Fue la Universidad de Granada la que inició las excavaciones, ¿y qué escondían esos montículos?, ¿tumbas prehistóricas?, ¿antiguos palacios? Ni una cosa ni otra: aparecieron las motillas, unas construcciones que pertenecen al Bronce Medio. En concreto, esta de Azuer, a la que hoy hago referencia, se ha fechado entre el 2200 y el 1350 a.C. Su aspecto externo es, realmente, similar a un pequeño “castillo” ¡de la Edad del Bronce! Pero, ¿qué esconde esta curiosa construcción? Un pozo. El pozo más antiguo documentado hasta la fecha en la Península Ibérica (llegué a leer en algún artículo que era el más antiguo, no solo en nuestra península, sino en Europa, aunque no he podido contrastar este extremo).
La motilla del Azuer consta de una gran torre de aproximadamente diez metros sobre el suelo, rodeada de diversas murallas concéntricas realizadas con piedra caliza y barro recogido de le vega del propio río. Viéndola, solo podemos imaginar que protegía un bien muy, muy preciado para aquellos pastores prehistóricos. ¿Y qué guardaban con tanto celo? Teniendo en cuenta que era una sociedad de campesinos y ganaderos, podemos imaginar la importancia y el poder que tenía para ellos el agua, y esta construcción es un magnífico ejemplo de ello.En el interior de motilla se hallaron enterramientos de la época y diversa cerámica que se puede contemplar en el Museo de Daimiel.
Lo más curioso es que en este término municipal de Daimiel (Ciudad Real), además de esta motilla, hay localizadas ocho más (todavía sin excavar) y se reparten por el territorio a una distancia de entre 4 y 5 kilómetros, ejerciendo así un control absoluto de la zona.
La novela La premonición de Safeyce está ambientada sobre el 1200 a.C, es decir, cuando sucede la trama, la motilla ya se había abandonado (sobre el 1350 a.C.), sin embargo, me he resistido a no incluirla. Hay unos personajes que hablan de que han visto “una extraña construcción abandonada con una torre y muros concéntricos”… ya sabéis de qué estoy hablando.
Hoy mi recomendación no es ningún artículo. Hoy os sugiero que vayáis a verla, merece la pena. Aquí os adjunto dos enlaces a dos vídeos promocionales de la motilla:
Os dejo además el enlace a la página donde se pueden adquirir las entradas para la visita guiada: http://www.motilladelazuer.es/
Y de paso, podéis visitar el yacimiento del Cerro de las Cabezas, en Valdepeñas, con una ciudad ibera impresionante (1.600 metros de muralla de la Edad del Hierro).
Fuente| María Rosario Mondéjar, colaboradora de Arqueogestión: Arqueología y Gestión Turística y Autora de la Novela histórica La premonición de Safeyce