La denominada como Fuente Fría se halla situada detrás de los jardines y huertas que rodeaban el antiguo Hospicio de San Francisco. Su caudal era escaso aunque proporcionaba agua de superior calidad a todas las demás por sus condiciones de potabilidad. Se usaba para el consumo humano, especialmente beneficiosa para el tratamiento de los cálculos en el riñón y para cocer garbanzos, y el riego de las huertas.
La documentación no hace referencia a esta fuente. La mayor parte de las noticias las obtenemos de Actas de Sesiones celebradas en el Ayuntamiento durante los siglos XIX y XX. En estas actas se nos habla de la necesidad de arreglo de la fuente y de la necesidad de incrementar su escaso caudal mediante la construcción de un pequeño depósito.
En los archivos municipales aparece un proyecto de recuperación de la fuente fría de Cáceres, fechado el 9 de julio de 1861, firmado por el arquitecto municipal D. Ignacio María de Michelena, que no llegó a ejecutarse. En dicho plano se ofrece información muy interesante como un sendero que comunicaba Fuente Fría con Fuente Concejo, un puente de pasaderas, el traslado de la fuente un poco más abajo realizándose un nuevo depósito y arqueta para ampliar la cabida de la misma, un muro de contención de tierras por encima de la fuente en el meandro que hace la Ribera, la situación de un nogal próximo a la fuente en lo que se llamó huerta del Tesoro, y la existencia ya por entonces de cañaverales.
En 1907, el concejal Cuello rogó que se arreglara Fuente Fría y se le aumentara el caudal ensanchando su depósito. Ante tal petición el arquitecto examinó la fuente y con el objetivo de mejorar el abastecimiento aconsejó la construcción de un depósito que retuviera las aguas sobrantes, o la construcción de una galería, con la condición de llevar a cabo esta obra en invierno para no perjudicar al vecindario, que tan necesitado estaba de agua en época estival. Poco más tarde, se aprobó el informe del arquitecto que pedía la construcción de un pequeño depósito para contener las aguas sobrantes, recomendando que se situara delante de la fuente.
En 1913, el Sr. González Álvarez solicitó reiteradamente a la presidencia que diera las órdenes oportunas para que se acondicionara Fuente Fría. A pesar de las promesas hechas por el Alcalde, la fuente continuó en un lamentable estado de deterioro, presentando problemas en sus paredes, por donde se filtraba el agua. Y en 1927 nuevamente seguía planteando deficiencias.
Los propietarios de las huertas adyacentes a la fuente podían utilizar sus aguas para regar. Con el objetivo de regularizar la extracción de Fuente Fría y para no menguar su escaso caudal, el 16 de octubre de 1907, se aprobó el informe de la Comisión de propietarios, por el cual, los propietarios de las huertas “Marrón” y “Don Juan” sólo podían regar de la fuente seis horas cada uno, los lunes de cada semana. Sin embargo, los abusos continuaron y en 1916 el concejal Ollero denunció que de Fuente Fría se sacaban aguas para el lavado de ropas, perjudicando así a los vecinos que de ella se surtían.
Hace pocos años la fuente y su entorno fueron restaurados, aunque debido a la falta de mantenimiento y de civismo de muchos ciudadanos se convirtió en un área degradada. Gracias a la insistencia y denuncias de la asociación de vecinos de San Francisco y de ciudadanos que habitualmente la utilizan, de vez en cuando se realizan labores de mantenimiento y limpieza del entorno, aunque sin una programación determinada, y sin la extensión y criterios profesionales adecuados que merece dicho entorno. Un ejemplo último son las actuaciones del plan Urban-Calerizo y de la Confederación Hidrográfica del Tajo; el primero realiza obras en la fuente, en el parque situado al lado dotándola de acceso de vehículos, de un mirador, de la ampliación de la zona ajardinada, de iluminación, arreglo de muros colindantes con vecinos, pero se olvida de limpiar la suciedad del cauce de la Ribera en el entorno próximo a la fuente, de adecentar la huerta colindante a la fuente repleta de zarzales que ahogan la vegetación propia de la dicha huerta y que ocultan la escombrera en que se había convertido, de la subida peligrosa a los Altos de Fuente Fría, de poner carteles y contenedores próximos que inviten al civismo de los usuarios de la fuente y del parque, por ejemplo.
Tras reclamaciones, la actuación tardía y despreocupada de la Confederación Hidrográfica del Tajo, supone una limpieza de toda la vegetación existente en el cauce, pero sólo en el mismo, y de algunos restos de objetos, no de todos, lo que conlleva, cuando llueve en abundancia, el arrastre de suciedad y de tierras y el desmoronamiento de los taludes por el agua, especialmente en el entorno de la fuente, haciendo más peligrosa si cabe la subida a los Altos de Fuente Fría y quedando desprotegidos a cantidad de pájaros que anidaban en dicha vegetación así como a un grupo de nutrias, vistas por los hortelanos, que aún quedan aguas arriba de la fuente, que se alimentan de los cangrejos americanos, que vuelven a aguas limpias y se refugiaban de las personas en el impenetrable follaje.
Aún con todos estos inconvenientes la fuente sigue manteniendo su función de abastecimiento de agua, por sus propiedades medicinales, por su sabor y para la preparación de la comida; lugar de encuentro, esparcimiento y relación de vecinos, que esperan pacientemente su turno de llenado de la garrafa de plástico, sentados en los poyos o de pie, conversando. En definitiva, llena de vida. Y más si se tiene en cuenta que un grupo de personas, por su cuenta y riesgo y a modo de ejemplo de lo que debiera ser la recuperación de las huertas de la Ribera del Marco, ocupa la huerta colindante, la que estaba llena de zarzales y escombros, la limpia en una gran parte y la planta con sus productos de la huerta regados con el agua casi limpia de la Ribera sin utilizar productos químicos de ningún tipo.
Hoy en día, la fuente fría presenta la siguiente descripción: el recinto en el que se encuentra tiene forma irregular, ejecutado en mampostería de piedra de cuarzo vista tomada con mortero de cal, con encintado de ladrillo macizo a media altura y en cornisa. Remate de muro, junto al camino, con losa de granito alomada y dos pilastras laterales en punta de diamante a cuatro caras. Posee un poyo perimetral interior para asiento de las personas que esperan su turno de agua, pavimento a base de empedrado tradicional en el patio delantero de la fuente. El depósito de agua de la misma está realizado con ladrillo macizo, aunque tradicionalmente enfoscado con mortero de cal imitando falsa cantería, hoy ha perdido buena parte de él, rematado superiormente con losetas que sobresalen del muro posterior de mampostería; presenta ventana al depósito, con un pequeño arco rebajado, tapada con reja y chapa. El agua sale por dos caños, que se tapan con un madero unido mediante cadena a la pared cuando no se utilizan, a una pileta de pequeñas dimensiones a la que vierten. Se accede al patio de la fuente mediante una rampa que llega al camino alto de Fuente Fría y por un puente que cruza el cauce de la Ribera, inmediato al mismo, desde la calleja de la Mansaborá o de Fuente Fría. Tuvo sembrado en su exterior eucaliptos, al igual que otras fuentes, pero a alguien se le ocurrió primero matarlos y después suprimirlos, con lo que se eliminó la sombra refrescante que proporcionaban en los días calurosos a aquellos que aguardaban su turno.
Fuente: MARTÍN BORREGUERO, J.C., JIMÉNEZ BERROCAL, F., y FLORES ALCÁNTARA, A.P. La cacereña ribera del Marco, Cáceres, 2008
UTM: ETRS89 29N 726520/4372116