El Oro de los Escitas

El hombre siempre ha sentido fascinación por los metales preciosos. El oro ha sido, y sigue siendo, el más codiciado de todos ellos. Viajemos por la cultura que viajemos, ahí está, omnipresente, demostrando el poder de la persona o las élites que lo poseen. Y será de oro de lo que hablemos este mes en nuestro artículo para Arqueogestión, el oro de los escitas.

Sabemos que los escitas eraun pueblo conformado por un conjunto de tribus, nómadas en su mayor parte, que ocuparon en el siglo V a.C. un extenso territorio entre las tierras del norte del mar Negro hasta los límites de la actual China.

Cuando Heródoto nos habla de los escitas, nos cuenta que existía un lejano lugar, más allá de todo lo conocido, donde habitaban unos peculiares hombres, los arimaspos, cuya principal característica era que tenían un solo ojo. Estos hombres vivían junto a un río en el que fluía el oro, pero este estaba custodiado por unos animales mitológicos, los grifos, seres alados con cabeza de león o de águila, representados muy frecuentemente en la orfebrería escita y griega.Durante muchos años, los escritos de Heródoto se interpretaron como meras leyendas. Sin embargo, muchas de estas supuestas leyendas se han interpretado como ciertas o parcialmente ciertas en la actualidad, gracias a la arqueología y al mejor conocimiento que tenemos del mundo. Y ya que hablamos de oro, haremos alusión a las «hormigas mineras» de Heródoto. En esta ocasión el autor hablaba de un lugar, también remoto, en algún punto indeterminado entre la actual frontera entre India y Pakistán. Allí, contaba, existían unas hormigas gigantes, del tamaño de un zorro, que removían las arenas auríferas del desierto, haciendo posible la extracción del oro. Tanto los hombres de un solo ojo como las hormigas gigantes del desierto solo los podemos imaginar como personajes ficticios de leyendas. Sin embargo, se ha interpretado que los arimaspos podrían serlos arqueros que cerraban un ojo para apuntar y disparar sus flechas. En cuanto a las hormigas gigantes, se halló, a mediados de los años ochenta del siglo pasado, un lugar, la llanura de Dansar, donde las marmotas extraían arenas auríferas desde la antigüedad, lo que podría confirmar los escritos del autor griego, que llamó «hormigas gigantes» a unos animales que él desconocía.Sirvan estas pequeñas anécdotas para enmarcar el contexto en el que se desarrolla la extracción del oro, tanto de mina como de arenas auríferas, en la época del historiador griego Heródoto.

Volviendo sobre los escitas y su oro, al margen de las leyendas, podemos afirmar que este era un metal abundante en sus territorios. Se encuentran tres zonas principales de extracción: Kazajistán y el Altai, la zona del Cáucaso y la región de Transilvania en el este.

La zona de Kazajistán y los montes de Altai cuentan con minas de oro que han sido explotadas a lo largo de la historia, remontándonos hasta la temprana Edad del Bronce, sobre el 1500 a.C., con minas tanto a cielo abierto como subterráneas. En 1941 se contabilizaron, solo en la zona de Kazajistán, hasta setenta antiguas minas de oro explotadas desde la Prehistoria. En el norte de este país, en la región de Karaganda, se hallaron diversas canteras con herramientas antiguas de mineros: mazos, picos, hachas y cuñas. Algunas de estas explotaciones llegaban a tener más de treinta metros de profundidad. En estas etapas primitivas, los mineros buscaban vetas con alto contenido en oro, utilizaban las grandes pepitas y el resto era desechado.Similares condiciones mineras se han encontrado en el Altai, cuyo nombre significa “montañas de oro” o “montañas doradas”. Aquí, en una montaña denominada “de la serpiente”, se encontró el esqueleto de un minero de la antigüedad, que pudo tener un fatal accidente. Junto a los restos de su cuerpo se halló una pequeña bolsa  de piel que contenía oro.

La zona del Cáucaso también fue explotada en la antigüedad para la extracción del oro,  especialmente la región de Cólquida, donde parece que se originó el famoso mito del Vellocino de oro. Pudiera ser que este mito esté relacionado con la forma de lavar el oro en los arroyos, bien documentado en la región de Georgia desde el siglo V a.C. Las zaleas de oveja o los vellones, cueros curtidos que conservan la lana, en ocasiones eran estiradas sobre marcos de madera y se sumergían en la corriente, recogiendo las pepitas de oro que arrastraba. Las zaleas también debieron emplearse en las mesas de lavado en la minería aluvial y en las minas de oro. Así, de la arena del río se extraía el oro que se depositaba, posteriormente, dentro de las pieles.

Por último, en la región de Transilvania, la extracción del oro se realizaba tanto de minas como del bateo de las arenas auríferas de los ríos. La riqueza del territorio en minas de oro y ríos de arenas auríferas hizo de los escitas un pueblo que gustaba de adornos y complementos en este metal. Así lo atestiguan los miles de objetos de oro hallados en sus tumbas. Pero del oro de las tumbas de los escitas hablaremos otro día…

BIBLIOGRAFÍA

Heródoto. Libro IV, 27. Editorial Gredos, 1979.

Rolle, Renate. Theworld of theScytians. 1989, pp 52-53.

Piessel, Michel. El oro de las hormigas, (1982) Link:http://www.mirmiberica.org/a/BHME/articulos/BHME_Peissel.htm

Autoria| María Rosario Mondéjar, colaboradora de Arqueogestión: Arqueología y Gestión Turística y Autora de la Novela histórica La premonición de Safeyce

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