Antes de comenzar nuestro recorrido por la conocida como Vía de la Plata, hay que tratar el aspecto del porqué de este nombre; ello es un tema que aun hoy genera no pocas controversias, parece proceder de la palabra árabe BALATA, que significa “camino enlosado”. Este término, que se generalizaría a partir de la Edad Media, ha servido para identificar desde entonces la calzada romana que uniría las actuales Mérida y Astorga, lo que se denominó ITER AB EMERITAM ASTURICAM, y que se correspondería concretamente con un tramo de la gran ruta viaria que unía Mérida (EMERITA AUGUSTA) con Zaragoza (CAESARAUGUSTA), recogida en el ITINERARIUM PROVINCIARUM ANTONINI AUGUSTI[1]. La Vía de la Plata en esta gran ruta se ciñe exclusivamente a las vías XXIV y XXVI de la ordenación de Saavedra[2], con su punto de origen en EMERITA AUGUSTA y su punto de destino en ASTURICA AUGUSTA.
Desde un punto de vista arqueológico, cabe destacar el gran número de elementos que contribuyen a su identificación como es la inestimable ayuda que ofrece la presencia de numerosos miliarios; sin olvidar, por supuesto que, también, íntimamente ligados a la calzada se encontrarían un gran número de puentes que salvaban arroyos y cauces de ríos como el Tajo y el Guadiana, además de otros elementos como el que vemos en las siguientes imágenes (estructura indeterminada pero con claros elementos constructivos romanos) o las llamadas “Mansiones” (MANSIO) que eran lugares de parada, alojamiento y avituallamiento para el viajero, situadas aproximadamente cada 30 kilómetros; aparecen claramente identificadas en ocasiones como ciudades romanas, como la colonia EMERITA AUGUSTA o el MUNICIPIUM de Cáparra. No obstante, además de estos elementos asociados, el camino presenta una buena conservación de su estructura en numerosos tramos, lo cual hace que sea perfectamente reconocible sobre el terreno.
En lo que se refiere al término municipal de Cáceres[3], sabemos que la conocida como Vía de la Plata realiza un recorrido de 39,3 kilómetros cuya amplitud de este hace que la vía discurra de forma interrumpida por él salpicado de elementos arqueológicos que identifican la calzada. El recorrido que se establece a través del término tendría su inicio una vez deja al Sur la población de Casas de Don Antonio y finalizaría al Norte de la población del Casar de Cáceres. No obstante, en esta pequeña reseña nos vamos a centrar en el tramo que se establece entre Cáceres (Norba Caesarina) hasta el norte de la población ya citada de Casar de Cáceres.

En cuanto a la ciudad de Cáceres, el paso de la Vía de la Plata por sus inmediaciones constituía una evidencia que en épocas anteriores siempre se consideró y nunca se puso en duda. Parecía segura la entrada por el Sur hacia las afueras de San Francisco debido que casi todos los autores señalan la existencia de restos de empedrado junto al Espíritu Santo, y así se muestra en el plano de 1913[4]. Esto también se confirma por la propia configuración urbana de Cáceres y la orientación de la Puerta de Mérida. En cambio, la cuestión de la salida es mucho más complicada. Podría salir a través de las actuales calles de Santa y de Peña, tras salir del recinto amurallado medieval por la puerta de Coria. Pero también podrá hacerlo a través de las calles de los Moros o de Barrionuevo que confluyen en lo que antiguamente fueron las Eras de los Mártires para cruzar un portillo entre los cerros del Teso y del Rollo y descender cerca de la Charca del Oso, por las proximidades del Pozo de la Nieve y cruzar el Arroyo de Aguas vivas.
No obstante, a pesar de las controversias de las distintas teorías sobre ello, a lo largo de nuestros recorridos hemos constatado cómo la vía de la plata atraviesa la N-630 y se sitúa en su derecha para llegar a un ligero ascenso al Puerto del Trasquilón, donde la vía vuelve a pasar al Oeste de la carretera nacional. En su trayectoria hacia Cáceres asciende el camino dirección al Puerto de Las Camellas, dejando definitivamente la N-630 a su izquierda en un avance en línea recta hacia la Dehesa de Matamoros, donde podemos apreciar la estructura física de la calzada. Desde aquí seguirá hasta cruzar a la altura del kilómetro 2, la actual carretera de Miajadas. Desde el cruce con la carretera de Medellín, la calzada mantiene un trazado recto por el llamado Camino de San Francisco, Camino Real en los siglos XVII y XVIII y se dirigía al Puente de San Francisco donde se encontró un fragmento de miliario con la milla XLV desde Mérida.
La vía dejará a su izquierdo, el barrio del Espíritu Santo, las instalaciones de la Ciudad Deportiva y la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social y, a su derecha, el Convento de San Francisco. A partir del Puente de San Francisco, la calzada podría bordear el Conjunto Histórico, haciéndolo por el Oeste, siguiendo el Camino Llano (actual calle del Camino Llano), Iglesia de Santo Domingo, San Antón, Calle Clavellinas, Calle Parras y La Berrocala hasta el Barrio de Aguas Vivas, junto a la Plaza de Toros. El trazado seguido por la calzada a su paso por la zona Este rodearía el recinto amurallado de la ciudad de Cáceres, por la Ribera del Marco. Desde aquí comienzan a plantearse dudas y su trazado es bastante incierto, por lo que existen diferentes propuestas de proyecto considerándose en ellas el espacio de la antigua Facultad de Filosofía y Letras, Seminario Diocesano, San Blas, Cementerio, Plaza de Toros, Aguas Vivas, Paseo Alto y el Camino al Casar de Cáceres. La entrada al Conjunto Histórico de la ciudad podría realizarse por la Puerta del Arco del Cristo.


La vía, desde su salida de Norba en dirección a Casar de Cáceres realizaría un recorrido en línea recta, prácticamente paralelo y a la derecha de la carretera local entre Cáceres y Casar de Cáceres. Antes de alcanzar el kilómetro 6 de la mencionada carretera local entre Cáceres y Casar de Cáceres, la calzada cruzaría en Los Muelos la vía pecuaria denominada Calzada Romana procedente del campamento romano de Cáceres el Viejo, identificado con muchas controversias con Castra Caecilia, mansio recogida en el Itinerario de Antonino, situándose a partir de entonces a la derecha del cordel hasta llegar a la población de Casar de Cáceres, donde se identifica con la calle Larga.
Llegados a Casar de Cáceres, La vía volverá a introducirse por última vez en el término municipal de Cáceres durante un corto trayecto de poco más de dos kilómetros, donde se identificará en el topónimo de Camino de las Barcas, discurriendo por el Arenal de la Atalaya hasta alcanzar el lugar de la Higuera. En este espacio se puede apreciar la estructura física de la calzada así como un conjunto de miliarios entre los cuales se localizan los numerales LIX y LVIII.

Alejado de la vía, al Noreste del Casar y desplazado de su lugar de origen, se documenta otro miliario reubicado en el patio de las ermitas de San Blas y San Benito. Desde aquí, y abandonando definitivamente el término de Cáceres, la calzada se dirigirá hacia el término municipal de Garrovillas de Alconétar en su avance hacia el Norte.
BIBLIOGRAFÍA
[1] ITINERARIUM PROVINCIARUM ANTONINI AUGUSTI es una compilación de caminos romanos en uso en el Siglo III de nuestra Era.
[2] Eduardo Saavedra y Moragas (1829-1912) fue in ingeniero, arquitecto, arqueólogo y arabista español, que descubrió el lugar donde se hallaban las ruinas de Numancia en 1860, y la vía romana entre UXAMA y AUGUSTOBRIGA (“Descripción de la Vía Romana entre UXAMA y AUGUSTOBRIGA”. Memoras de la Real Academia de la Historia, Vol. 9, 1879).
[3] Sanabria Marcos, Javier; Frías Montalvo, Ana. “Arqueología Urbana de Cáceres, Investigaciones e intervenciones en la ciudad de Cáceres y su entorno”, Pág. 149.
[4] Plano en relieve de los alrededores de Cáceres en 1813 con la red de caminos y cañadas.