Siguiendo el camino de El Casar de Caceres, a unos 4 km de distancia del complejo ritual de La Zafrilla, llegamos al sitio conocido como “La Marrada ”. Pasado el Arroyo Tallón; concretamente en el antiguo camino de Arroyo de la Luz a Cáceres, y el conjunto de los Arenales al Sur del camino; Arroyo-Casar con una bifurcación con nombre propio a las Marradas. Es en esta zona que acabamos de describir a grandes rasgos, donde D. Julio Esteban Ortega, D. José Antonio Ramos Rubio y D. Oscar de San Macario Sánchez catalogaron una necrópolis rupestre, la cual, junto a otras muchas repartidas por la zona, y de forma general, a nivel arqueológico constituyen uno de los vestigios que más abundan por toda la Península Ibérica.
En concreto, en este entorno de La Marrada se documentan un total de ocho tumbas excavadas en afloramientos graníticos sirviendo directamente como depósito del cadáver; la mayoría orientadas al de Este a Oeste buscando ese sentido ritual de la salida del Sol como un signo de luz, de nacimiento y ese sentido de caminar hacia la puesta de Sol entendida como el ocaso, la muerte, entendiendo la tumba como un elemento vehicular hacia el otro mundo. Aunque también es posible que las tallaran de esta manera buscando las vetas de la roca madre, ya que el granito no es una roca que sea fácil de fracturar.
No obstante, en esta zona no solo se halla la necrópolis rupestre sino que también se documentaron otros elementos como restos visibles de villas romanas (especialmente sillares bien escuadrados y cerámicas de construcción y comunes) y se aprecia la existencia de ciertas estructuras soterradas que parecen corresponder a un hábitat altomedieval, incluidas las pequeñas atalayas del borde del camino y las circulares que bordean lo que parece una muralleta.
Dicho todo esto, dada la presencia de los restos que acabamos de describir y que, en lo que se refiere a las tumbas, en la totalidad de ellas no han conservado restos humanos, carecen de ajuares y se hallan arqueológicamente descontextualizadas; en opinión de los autores que hemos citado parece ser que dichas tumbas excavadas en la roca corresponderían a la época tardorromana; es decir, que estas estuvieran asociadas a comunidades rurales agrarias en una cronología aproximada de a partir del siglo IV d.C. asistiendo de esta forma a un proceso de ruralización del territorio, en la zona de las tierras de Cáceres, pequeñas comunidades dispersas por el terreno pero conectadas entre sí.
Estos asentamientos rurales tardorromanos cuyo ejemplo más cercano lo hayamos ya dentro del término municipal de Casar de Cáceres o en los Barruecos (Malpartida de Cáceres) serían centros agrarios y ganaderos construidos con materiales no muy ricos, en ocasiones reutilizando materiales romanos. Estarían formados por un centro habitacional donde viviría la familia construido con un friso de sillería de granito y sobre este muros de adobe o mampostería y adosado o de forma independiente se establecerían otras estancias para el ganado o de almacenamiento. Estas granjas se establecerían como bien dice Oscar San Macario en su artículo cercanos a los arroyos y cursos de agua, vital para la supervivencia. Estos estarían dispersos por el territorio pero unidos entre sí, una comunidad unida en torno a una zona sacra de culto común y a una zona de enterramiento común que llegaría a su apogeo entre los siglo VIII al X siendo esta ultima centuria la que marca el fin de este tipo de enterramientos cuando se consolida el poblamiento aldeano y la parroquia como centro de culto y eje de articulación rural.
Por su parte, destacar también que los alrededores están plagados de restos de la acción antrópica: al Este restos de un pequeño chozo de horma y una zahúrda, con cochineras perfectamente levantadas y cubiertas por aproximación de hiladas. Se trata por tanto de una zona eminentemente agropecuaria con abundante agua que aún conserva un antiguo manantial cubierto de zarzas, situado a unos 100 m de la zahúrda.
En la actualidad la zona en la que se halla el Yacimiento Arqueológico se halla protegida por la Ley de Patrimonio Histórico, y en particular por el Capítulo 7.2., de Protección del Patrimonio Arqueológico donde se especifica dentro del artículo 7.2.1 las zonas de servidumbre arqueológica. Este yacimiento se encuentra registrado dentro del listado nº 1 que contiene elementos inventariados según diversas fuentes y cuya localización geográfica es ya conocida.
Fuente|
ESTEBAN ORTEGA, J.; RAMOS RUBIO, J.A. y DE SAN MACARIO, O. “El Complejo Arqueológico de la Marrada”.
González Cordero, A. “Las tumbas excavadas en la roca en la Provincia de Cáceres” en Revista del Seminario de Estudios Cacereños”, 17, 1989, pp. 133-144.
Coordenadas UTM
- Tumba 1: ETRS89 29N 717913/ 4374213
- Tumba 2: ETRS89 29N 717858/ 4374193
- Tumba 3. Tumba doble: ETRS89 29N 717846/ 4374196
- Tumba 4: ETRS89 29N 717842/ 4374200
- Tumba 5: ETRS89 29N 717837/ 437419