Se trata de una torre de planta cuadrangular (con unas medidas aproximadas de 12 x 12 metros), adelantada hacia la Ribera del Marco que alberga en el interior de su parte inferior un aljibe que se nutre con agua procedente de algún acuífero subterráneo
Se trata de una estancia abovedada de planta ovalada. Está parcialmente encajada, lo cual se comprobó en las terrazas superiores, en la roca que desciende hacia la Ribera del Marco desde la Torre de los Pozos. Sus paredes interiores están realizadas, en los sectores Norte, Oeste y Sur, a base de mampostería de cuarcita y pizarra con piezas graníticas reutilizadas. Por el contrario, el sector Este (en el que la estancia no está encajada en la roca) está configurado, siempre al interior, por un potente muro de sillería granítica de época romana de gran tamaño. Estos sillares han sido claramente reutilizados, proviniendo probablemente de alguna construcción romana próxima a la zona en la que nos hallamos. La zona correspondiente a la sillería romana reutilizada es la más próxima a la calle San Roque y presenta una oquedad producto de una de las últimas reformas a las que se ha visto sometido este edificio. Concretamente, pudiera corresponder con unas obras que se hicieron a principios del siglo XX para instalar una cocina en la vivienda que ocupaba este solar. La presencia de esta cocina es el motivo por el cual todo el interior de la estancia está ennegrecido por humo.
La estancia se cubre con una bóveda de cañón que da la sensación de estar ligeramente apuntada, quizás debido a que se ha empleado la aproximación de hiladas como parte del proceso constructivo. Está realizada a base de sillarejo granítico reutilizado y de mampostería cuarcítica y de pizarra. La parte superior de la bóveda presenta cuatro oquedades de sección cuadrangular, dispuestas en fila de a dos en paralelo al eje longitudinal aproximadamente Norte-Sur de la estructura ovalada. Dos de estas perforaciones en la bóveda, las situadas más al Este, son unos posibles lucernarios (probablemente correspondientes a un momento constructivo posterior) que se hallan practicados en la zona en que la bóveda presenta menos espesor y están enmarcados por sillería granítica. Las otras dos oquedades son sendos brocales que se abren hacia el habitáculo cuadrangular en el que desembocan las escaleras procedentes del postigo de la muralla. El desarrollo arquitectónico de estos brocales es propio de lunetos y los arcos que sujetan la parte inferior de los mismos presentan dovelas de sillarejo granítico reutilizado, del mismo tipo que las apreciadas en el postigo del que parten las escaleras y que comunicaría la torre-aljibe con la alcazaba y el interior de la medina.
La fábrica de la parte inferior de las paredes está trabada con barro, sin embargo en la zona correspondiente a la bóveda, las piedras están unidas con un mortero de cal de gran dureza y calidad. Salvo en unos pequeños sectores de la bóveda, en que hay restos de un pobre revestimiento de cal, no hay indicios de un posible enfoscado original de la estructura. Esto indica que el destino de esta estructura hidráulica no era la captación de agua de lluvia (aunque algo ingresaría a través de lucernarios y brocales), sino la captación por filtración de agua subterránea.
Fuente| SANCHEZ HERNANDEZ, C. “Las murallas de Cáceres. Excavaciones y novedades en la Ronda de Mira al Río” en Arqueología Urbana de Cáceres. Cáceres, 2007, pp. 233-243.
Coordenadas UTM: ETRS89 29N 726296/4372502